Harto de la ciudad – Instalarse en el campo…
Cada vez es más frecuente que personas o familias en determinadas circunstancias se planteen la posibilidad de instalarse en el campo… y decidan hacerlo. Este cambio es a menudo radical. No obstante, son muchas las ventajas y los beneficios que pueden derivarse de ello.
La alternativa a la ciudad
El frenético ritmo de vida urbano, los problemas económicos, la falta de trabajo, la inadaptación o, simplemente, la búsqueda de un estilo vida más natural son algunos de los motivos que llevan a determinadas personas a abandonar la ciudad para instalarse el campo. Es cierto que el progreso se asocia con las capitales cosmopolitas, superpobladas y plenas de servicios, pero en realidad el ser humano no necesita grandes cosas para ser feliz. Cuando el estrés, la saturación, el agobio y la rutina descontrolada se han apoderado de la vida personal, encontrar la relajación y el bienestar fuera de la ciudad es una alternativa interesante.
Ventajas de instalarse en el campo
Los beneficios de instalarse en el campo son inmediatos y bastante conocidos: la vida se ralentiza, se relaja, se suaviza, se sosiega. Las relaciones humanas mucho más cercanas, la paz existencial, la ausencia de ruidos, el contacto con la naturaleza y los animales, la comida sana y la drástica reducción de los gastos son los principales beneficios de este cambio de residencia. Para ello, suele ser necesario redactar o firmar un contrato de arrendamiento de vivienda, ya sea para rentabilizar la vivienda urbana anterior o para encontrar una casa nueva en el campo.
Instalarse en el campo es una posibilidad factible, valiosa y, a menudo, saludable para las personas que se sienten agobiadas en su ciudad o no están satisfechas con el futuro que esta les depara. Empezar de cero en un entorno rural se convierte en una desconexión que, a menudo, permite vivir con un estilo menos exigente y, en consecuencia, más esperanzador y saludable.