Declarar y garantizar a su empleado doméstico

La vida de alguien que se ve en una situación tan complicada como la de refugiado de guerra puede mejorar notablemente si dispone de un trabajo que pueda realizar desde la casa de la persona que lo contrate.
No obstante, esta situación debe regularse atendiendo a la legislación vigente en todo momento.

Los derechos del empleado doméstico

Puede decirse que cualquier persona que decida trabajar desde el hogar de aquella persona que lo contrata será considerada como un empleado doméstico o trabajador en casa.
De esta situación se derivan bastantes ventajas que permitirán que un refugiado pueda comenzar a salir adelante en su nueva vida. Por ejemplo, se reduce la dependencia de vehículos y se minimizan los gastos derivados de transportes y similares.
Además, el derecho laboral estipula los derechos que tienen este tipo de trabajadores, derechos que no pueden ser vulnerados y a los que se debe atender en todo momento.

La obligación del contrato del empleado doméstico

Como sucede en cualquier relación laboral, la elaboración y firma de un contrato profesional es esencial para que la relación entre el empleador y el empleado doméstico esté sometida a la legislación vigente.

El contrato dejará bastante clara la situación y la naturaleza de las tareas que deben llevarse a cabo, por lo que debe contener específicamente dónde se encuentra el centro de trabajo y el régimen al que se somete el trabajador. Todo ello sin olvidar que siempre debe contar con el alta pertinente en la seguridad social y que se deben aplicar todos aquellos impuestos que son propios de un desempeño profesional.

Un contrato de empleado doméstico es una gran alternativa para ayudar a un refugiado de guerra o a cualquier otra persona que se encuentre en dificultades similares, y es que este tipo de relación contractual cuenta con una serie de ventajas que harán más cómoda y sencilla la vida de una persona que se vea en situaciones como esta.