El consumo colaborativo es sólo el préstamo o el alquiler de máquinas
El concepto de consumo colaborativo se sitúa en la idea de lograr acuerdos mediante los cuales prestamos y nos prestan cosas es evitar desembolsar dinero en objetos que necesitamos puntual o normalmente se utilizan poco. Existen diferentes formas de prestar y devolver bienes, en función de su naturaleza.
Redes de préstamos entre particulares
Actualmente, y con motivo de fomentar el consumo colaborativo, sistema eficiente desde el punto de vista económico y medioambiental, se han desarrollado redes de préstamos y aplicaciones gratuitas específicas. Se trata de redes de contactos donde es posible pedir y dejar objetos necesarios en momentos puntuales. Cuando solicitamos o nos prestan algún bien utilizando este tipo de aplicación, disponemos de un servicio de mensajería instantánea para mantenernos en contacto con su propietario. Normalmente son artículos de reducido valor material, aunque útiles en determinadas situaciones como, por ejemplo, herramientas domésticas, algún electrodoméstico pequeño, sillas, mesas y otras cosas de ese estilo.
¿Cómo proceder si nos prestan o prestamos un bien de alto valor?
Cuando el objeto del préstamo son artículos o bienes de valor elevado, como puede ser un vehículo, maquinaria de categoría profesional o, incluso, una vivienda, es necesario respaldar esa transacción con un documento especial. Se trata de un escrito profesional donde se registra el acuerdo del préstamo de bienes, es decir, que documenta la entrega gratuita de un bien para que se utilice y luego se restituya. Cuando prestamos o pedimos prestado un bien de consumo, se devolverá otro equivalente. Como ejemplo puede citarse el caso de un restaurante que presta una caja de vino de alto valor a otro.
Compartir objetos de uso poco frecuente o puntual es una manera de abogar por un consumo colaborativo más responsable. Deberemos tomar precauciones, eso sí, cuando nos prestan o prestamos objetos de cierto valor, oportunidades en las que resulta imprescindible la firma de un contrato de préstamo. Este documento, redactado correctamente por un experto, protege tanto al prestador como al prestatario.