Pagaré a la orden, ¿mejor que el cheque a la hora de pagar facturas?

De entre los diversos métodos para pagar facturas, el cheque y el pagaré son los más efectivos. El segundo de ellos ofrece una serie de ventajas que no deben dejarse de lado, ya que pueden ser lo que muchas compañías necesitan en un momento determinado.

Distintas formas de pagar facturas

En metálico, algo bastante dificultoso debido a los límites que las agencias gubernamentales mantienen, o a través de un cheque o un pagaré a la orden, estas son las formas de orden de pago más comunes para pagar facturas de cualquier tipo. Cualquier tipo de cheque es un documento que hace posible el cobro de una cantidad en cualquier momento por parte de un individuo o un portador. Sin embargo, la diferencia que tiene con el pagaré es que este último puede especificar un plazo para hacerlo efectivo. Esto suele ser usado por compañías que necesitan un plazo para hacer frente al cobro, lo que supone un alivio en muchos casos.

Características del pagaré

Debe entenderse siempre que cualquier pagaré será un documento vinculante sujeto a la existencia de fondos bancarios por parte de la persona o entidad que lo emite. Así, en su redacción debe quedar claro el plazo en el que se podrá cobrar, normalmente se establece un periodo para hacer efectivo el pago, así como otra serie de datos. Es evidente que no puede faltar ni el importe a recibir ni la fecha en la que el pagaré vencerá, plazo que tras el cual no tendrá ninguna validez el documento. Las firmas de los deudores y sus diversas identidades también deberán constar.

Un pagaré es una forma bastante adecuada de pagar facturas si no se dispone de liquidez en un momento concreto y se espera tenerla en un plazo de tiempo determinado. Esto sirve como forma legal de satisfacer deudas esquivando una situación problemática puntual. Eso sí, el pagaré deberá estar redactado adecuadamente para que surja el efecto deseado entre ambas partes.